En el momento de contratar una póliza de seguro, tanto en un ámbito personal como corporativo, uno de los pasos fundamentales es la declaración de capitales asegurados.

La finalidad de contratar un seguro es obtener la indemnización adecuada en el momento de producirse un siniestro. Esto es, que el resarcimiento económico se ajuste al perjuicio real sufrido por el asegurado.
De esta forma, es fundamental que los capitales declarados en póliza se correspondan con el valor de los bienes que aseguramos. De lo contrario, la compañía aseguradora aplicará lo que se denomina una regla proporcional.
Es importante indicar que recae sobre el asegurado la obligación de determinar las sumas aseguradas de la póliza.

El Artículo 30 de la Ley de Contrato de Seguro nos dice:

Si en el momento de la producción del siniestro la suma asegurada es inferior al valor del interés, el asegurador indemnizará el daño causado en la misma proporción en la que aquélla cubre el interés asegurado.

• Se elimina el riesgo de infraseguro
• Se acredita correctamente la preexistencia de los bienes
• En caso de siniestro, estaremos en condiciones de defender los intereses del cliente en la tasación de los daños producidos.